domingo, 13 de enero de 2013

casa azul, puente de rocas, rodamos

Bitácora del bosque azul,textos de la mirada nómada
(ValleBravoMéxico)

Al llegar al bosque los pasos se hicieron cortos. Esta es tu casa, allí encoentrarás siete jazmínes que renacen con cada llegada...
Permití que la visión tocara mi corazón, miré al cielo: luna llena y alineación de saturno, la tierra y venus, ya no había dudas: entramos. Los días transcurrieron a ritmo de sueño y duermevela. Aquí unirás nuevamente el lazo de tu alianza, el amor. Tú y él aqui renovarán la esperanza, un día después del eclipse de sol, y después del gran terremoto, entre ambos días quedará el de ustedes, en medio se abrirá un espacio en el tiempo para lograr su alianza. Así fué, nada nos detuvo. mientras las estrellas fugaces daban señales de armonía y unión al cosmos terrestre, nosotros cambiábamos y éramos cada día más ligeros. La cabaña día a día, se encendía con el fuego y el ocote que él traía del bosque, el fuego seguía siendo el elemento para la vida aqui.
Después del arraigo tedrán en sus manos un mapa para seguir, hay una luz en la montaña que los ha traido hasta aquí, el tiempo propicio y la siguiente señal los ayudará a subir, mientras aquí seguirán tejiendo este tono que sostiene el punto donde convergen sus enseñanzas, la visión de la mente, la luz clara... la unión
(mientras los cantos polifónicos de mantras de larga vida resuenan en las montañas de este valle que expande el verdor, el arrebol, las bendiciones de la luz azul. Hasta aquí escuché la versión del enigma de la llegada, una lágrima rodó por su mejilla pero seguíamos andando, aún faltaban caminos, aunque ahora estábamos allí, sólo había que mirar al cielo, conectar esa visión a la mente para saber que en este bosque azul ya estaba la huella, el camino, el dharma.

Ruedo del bosque al lago, del lago a la calle de la serpiente empedrada
 Rodamos hasta vaciarnos de cosas y cambios, esta nueva calle que imita a una serpiente que se ha transmutado en piedra, cuya cabeza dicen que vive al final de la calle. La mirada nómada rodó hasta aqui, la nueva morada que ha de cambiar en 3 meses nuevamente, asi es este valle, del bosque y sus verdores y sus músicas nocturnas llegamos con los pies solamente a este camino empedrado y serpentino, la míiada es otra, el cielo el mismo. Nosotros hemos cambiado, Xavier mi esposo, y yo somos los mismos en otros días, pero los mismos, miramos nuestros ojos amorosos de luces luciérnagas. Aunque el bosque no está bajo mis pies, las rocas si.

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